Llegué a mi casa, dejé mis cosas, me quité los zapatos. Luego, me senté en el sofá, me quite un calcetín, luego el otro, metí uno dentro de otro, los puse en el espacio del mueble que quedaba vacío y pensé: “¿2 cuartillas? Epa! es como mucho. Bueno, empezar a escribir a ver qué sale. En última, pongo el escrito a espacio y medio, y letra catorce. Seguro con eso podré hacer una pequeña trampa”.
Lo primero que pensé fue en escribir sobre una historia que me conto un amigo con unos litros de cerveza encima. El soñó con tener un novio médico proctólogo u otorrino –por aquello de los orificios- decía él. Luego, pensé que no sería un cuento tan agradable, y menos siendo este trabajo la primera impresión que le daría a la profesora de mí.
Prendí el televisor. “¿Que más puedo hacer? –Me pregunté- aún no llega a mi cabeza nada”. Pongo Warner Channel y están dando una Película de Harry Potter. “¡Uyyy no! mejor la cambio”. Empecé a canalear (si es que esa palabra existe). Pasé por Fox, People and arts, Sony, Universal y en TNT. Me detuve, ya que tal vez habría una buena película. Cuando terminaron los comerciales, vi que la película era “El señor de los anillos”, y recordé que, en Colombia, el plan con mi novio era vernos esa película, y que su personaje favorito era Frodo. Cambié de canal. Esos ya no son buenos recuerdos.
Ahora mi compañera de casa está sacando la tostadora. Tengo tantas ganas de escribir que ojalá me ofrezca algo de comer para no seguir escribiendo. Para Diana, el mejor postre, por decirlo así, es hacer tostadas con Nutela: saca el pan de la bolsa, los pone en un plato y, delicadamente, con un cuchillo los parte por la mitad para que queden en forma de triángulo, los pone en la tostadora y cuando están listas, y el pan aún sigue caliente, les hecha la Nutela con la dedicación del mundo para que ningún lugar quede sin esta delicia. Vi pasar el tiempo y nada que me ofrecía, así que me tocó invitarme a comer y con cierta timidez en la voz le dije: “Chica, ¿no quisieras compartir una tostada con la más linda compañera de casa?”, a lo que ella me respondió: “ehh… no!”, pero luego soltó una risa y me pasó una.
Luego de la pausa, volví a ver mi computador portátil con ganas de no escribir y pensé: “Si fuera una mariposa, seguro no tendría que escribir”, pero me acorde que las mariposas sólo viven una semana, o algo así, y pues la verdad no me gustaría morir joven.
viernes, 23 de abril de 2010
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