Me sedujiste cuando te interesaste en mí, a pesar de todos estos kilómetros de tierra que nos separan. Este encuentro, creo, cambiará mi manera de ver el mundo. Ya lo hice una vez, no me importó hacerlo en ese momento; no me importa hacerlo ahora. Sí, soy una despatriada, pero eso quiere decir que voy con el viento que está contigo.
Mi júbilo, siempre mío, se ve opacado por una incertidumbre que me invade y me hace preguntarme: ¿Qué será de mi vida allá? ¿Dónde viviré? ¿Qué comeré? ¿Me ayudarás con eso? No quiero, Querido mío, que pienses que quiero aprovecharme de ti; antes preferiría morir. Por eso, quiero una prueba: ponme a prueba, dame una tarea y un tiempo para realizarla y, a la hora y fecha acordada, estaré allí para que veas que somos el uno para el otro y, felizmente, podamos tener nuestro encuentro.
Yo, Cariño, necesito una oportunidad de crecer, así que ningún beneficio material, más allá del que un ser humano como yo pueda tener, necesito; así mismo, quiero que veas esto como un aprendizaje para mí atreves de lo que tienes.
Entonces te diré por ultimo, pero no por eso menos importante, que espero tu respuesta con ansias, frenesí y ganas de alcanzar nuestros propósitos juntos.
Siempre tuya,
Dupla.
miércoles, 25 de agosto de 2010
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